Desembarco de Normandía:
Visita a las playas Utah y Omaha
Hay fechas y acontecimientos históricos, que incluso para
los no entusiastas de la historia militar resultan
familiares. Creo que hoy en día, no hay nadie que no sepa
lo que fue el Día D, un día que marcó para siempre la
historia moderna de la Europa Occidental.
Y como siempre el azar me trae a estos lugares históricos
que tantas y tantas veces había visto en películas y
libros... Fue el 5 de Mayo del 2011. Dejamos
nuestra querida Irlanda tras seis años
allí geniales,
para empezar una nueva etapa profesional en la vida, más
cerca de la familia de mi mujer en Munich, Alemania.
Tras embarcar en el Ferry en Rosslare, dos horas en
coche al norte de Cork, salimos mi mujer, mi hijo y yo,
con nuestro coche embarcado también, en dirección a
Cherburgo, en la costa francesa. Era un viaje lleno de
aventuras para mí, pues era la primera vez que cruzaba
el Canal de La Mancha y la primera vez también que iba a
atravesar toda Francia en nuestro coche
irlandés
¡con el volante situado en la derecha!
Tras una noche movida por el temporal que nos sorprendió en
aguas irlandesas (Celtic Sea) el amanecer fue de ensueño.
El sol nos despertó, y al asomarnos en la ventana de
nuestro camarote pudimos admirar la immensidad y la belleza
de un mar en azul turquesa, tranquilo, sin apenas oleaje y
bajo un cielo azul, llevándonos en dirección a Francia.
Teminado el desayuno y paseando con mi hijo por la
cubierta, vi un mapa de carreteras de Cherburgo, ciudad en
la que desembarcábamos en unas 6 horas. No pude ni
creérmelo cuando ví que nuestra autopista, la E46, en
dirección a París, nos llevaba directamente a Caen, pueblo
emblemático y campo de operaciones de la primera gran
batalla entre fuerzas aliadas y alemanas, tras el D-Day.
Fue precisamente leyendo sobre Caen donde por primera vez
en mi vida, siendo un adolescente, conocí de la tenaz
resistencia ofrecida por la División Hitlerjugend de las
Waffen SS, compuesta por jóvenes voluntarios de 18 años de
media, armados con sus Panzerfaust y MG-42, acompañados por
dos cuerpos acorazados de las SS, veteranos todos de la
guerra en Rusia y equipados con varios batallones de
tanques Tigre I y II, sin olvidar la puesta en combate de
la Panzer-Lehr, otra división acorazada de élite, esta vez
no de las SS sino de la Wehrmacht.
La batalla de Caen, durísima y tensa para los inexpertos
aliados, supuso un giro radical, marcando lo que ya sería
desde entonces un avance imparable, lento y costoso, pero
firme, de los aliados en su liberación de la Europa Nazi.
Por supuesto la batalla significó la destrucción total de
esta ciudad medieval francesa, que sería reconstruída
parcialmente de 1948 a 1962.
Sin saberlo, fijándome algo más en el mapa, ví como íbamos
a bajar por la E46 paralelos a las playas de Normandía,
especialmente a Utah y Omaha. La posibilidad de poder poner
mis pies en esta última me dejó de piedra, y desde ese
instante no pensé en otra cosa más que en desviarme por las
carreteras comarcales de costa, en dirección a estas
playas. Convencer a mi mujer fue más fácil de lo que
imaginaba... ¡ella adora el mar tanto como yo! Y así
empieza nuestra visita a estas playas de Normandía, Utah y
Omaha Beach, un 6 de Mayo del 2011, al atardecer.
La primera playa que visitamos fue
Utah...
Utah Beach
Desde la Autopista E46 nos desviamos en la salida hacia el
pueblo llamado Sainte Marie du Mont, y de allí seguimos la
carretera comarcal D913 que en diez minutos nos llevó hasta
el mismo museo de Utah Beach, construído junto a una
estatua impresionante levantada delante de la playa en
honor a los batallones de ingenieros de la 4 División de
Infantería de los Estados Unidos, siendo los primeros que
desembarcaron en Utah Beach para limpiar la playa de
búnkeres y obstáculos, seguidos por la 90 División. En
total sufrieron la pérdida de "tan sólo" 197 hombres,
prácticamente todos en la primera oleada del desembarco.
Esta crifra contrasta con los más de 3.000 muertos y 2.000
heridos que las tropas americanas sufrirían en varias horas
de infierno unos kilómetros más hacia el sur, en Omaha
Beach.
Muy cerca del aparcamiento, aún se pueden ver varios
búnkeres alemanes, como el de la foto de abajo. La verdad
es que se me puso la piel de gallina en cuanto bajé del
coche. Eran ya las 5 de la tarde y el museo cerraba, así
que prefirimos acercarnos a la playa y respirar por última
vez el aire del mar, que tanto nos gusta... pronto lo
íbamos a cambiar por el de los Alpes, más denso y seco, así
que decidimos aprovechar cada segundo en Utah Beach.
Paseando por algunas dunas, me percaté que muchos caminos
habían recibido el nombre en honor a algún soldado
fallecido, como se aprecia en la foto inferior.
Restos de estructuras de cemento armado marcan de forma
inconfundible los lugares donde hace más de 60 años se
escondían las ametralladoras MG42. En realidad la
resistencia fue leve, siendo machacadas las defensas
alemanas durante horas de bombardeo en la noche previa al
desembarco. La efectividad fue aquí mucho mayor que en
Omaha Beach, como leeréis más abajo.
La 90 División de Infantería de los EE.UU. participó en el
desembarco en Utah Beach, y en su honor se ha levantado
este monumento.
Resulta estremecedor ver aún muchos restos de alambrada por
las dunas, y más abajo un cañón alemán de 37mm que estuvo
en su día con seguridad bien protegido en un búnker.
De regreso a la Autopista E46 hacia Caen, nos desviamos en
el pueblo Isigny sur Mer, y desde aquí seguimos por la
comarcal D514, siempre paralelos a la costa donde Omaha
Beach se extendía... En varios pueblos que cruzamos en
nuestro camino (todos preciosos) aún se pueden ver fotos y
recordatorios del Desembarco de Normandía, como el de abajo
en honor a la 101 División Aerotransportada de los EE.UU.
Cada esquina, cada casa, cada campo... tiene su propia
historia forjada el 6 de Junio de 1944.
Y en 20 minutos estábamos ya cerca de Omaha Beach, en el
Museo, también cerrado pues eran ya casi las 7 de la tarde,
donde pude hacer varias fotos de un Sherman y un obús de
105mm expuestos en el exterior.
Y de aquí nos fuimos a admirar la escultura "Les Braves"
levantada en la misma playa Omaha en honor a las más de
5.000 bajas del ejército americano aquél fatídico 6 de
Junio, un día destinado a cambiar la historia moderna para
siempre.
Omaha Beach
El 6 de Junio de 1944, una fuerza de asalto aliada de
34.000 hombres, con una edad media de 22 años y sin
experiencia en combate real, se dirige hacia las costas de
Normandía en un día que cambiará los anales de la historia
y el mapa europeo hasta nuestros días. A las 6.30 de la
mañana comenzaron los desembarcos anfibios. En realidad el
Día D o Desembarco de Normadía había comenzado bastante
antes, con el lanzamiento en la medianoche de unos 13.000
paracaidistas y tropas aerotransportadas de los EE.UU.,
Inglaterra, Canadá y Francia, cuya misión era la de
mantener ocupada a la retaguardia alemana durante los
desembarcos.
El por qué se escogió Normandía ya es de sobra conocido.
Todos los mandos alemanes estaban convencidos de que el
desembarco se realizaría en la zona de Calais, la más
cercana a la Costa Británica. Casi nadie podía imaginar que
el desembarco se iba a realizar en uno de los puntos más
alejados del Canal de la Mancha.
Todo fue casi como previsto por los mandos aliados que
llevaban meses preparando al detalle este desembarco. Digo
"casi" por el desembarco en Omaha Beach, nombre clave de
los norteamericanos para esta playa del litoral francés,
que supuso un día sangriento en la historia militar
americana por las 12 horas de batalla infernal en la playa.
Y es que el comienzo fue ya desastroso...
¿Qué pudo haber salido mal? ¿Por qué la resistenia alemana
estaba casi intacta? ¿Qué infierno sufrieron los primeros
soldados americanos que pusieron su pie en Omaha Beach,
luchando por su propia vida antes de alcanzar la orilla,
pereciendo muchos de ellos ahogados? ¿Qué pasó aquel día 6
de Junio, que marcó para siempre aquellos que sobrevivieron
el primer asalto a Omaha Beach?
La respuesta, como siempre, proviene de un cúmulo de
casuales, todas juntas destinadas a convertir una operación
planeada en un caótico infierno. Os recomiendo
fervientemente el documental histórico de History Channel
"Surviving D-Day" que os dejará de piedra, detallando al
minuto el infierno desencadenado en Omaha Beach.
El 6 de Junio de 1944, a las 6 de la mañana, ocho compañías
de asalto de infantería de los EE.UU. se preparaban en sus
barcazas para la primera oleada de asalto a Omaha Beach.
Entre los soldados se hallaba un joven de 19 años llamado
Hal Baumgarten, encuadrado en el 116 Regimiento de
Infantería (29 División), y protagonista especial del
documental de Discovery Channel, quién de forma increíble,
que le ha marcado hasta hoy, cuenta su infierno personal
para salir adelante entre más de 3.000 cadáveres en la
arena. Según sus propios testimonios, la mayoría de los
infantes sabía lo que les esperaba. Rezaban o simplemente
agachaban su cabeza en silencio, mientras las barcazas se
aproximaban a la playa de código militar "Omaha". Como Hal
dice, muchos sabíamos que no volveríamos con vida a casa
tras esta "aventura europea". Pero ninguno podía anticipar
las horrendas 12 horas que la historia les estaba
aguardando.
Hal era de religión judía y se había alistado voluntario
para combatir el régimen Nazi, por las atrocidades
cometidas con el pueblo judío (las historias de ghetos,
humillaciones, expropiaciones... llevaban ya tiempo en la
noticias, y Hal no era el único judío americano que se
alistó por este hecho). El ejército le dio la opción, como
a otros de su mismas creencias, de cambiar su religión en
su placa militar de identificación, por si caía en manos de
los alemanes. Sin embrago Hal Baumgarten, al contrario de
algunos de sus compañeros, decidió mantener su religión en
la placa, y se puso además una gran estrella de David en
amarillo en la parte trasera de su chaqueta, el día del
desembarco.
Esperando esta primera oleada se encuentran cerca de 2.000
soldados de la 352 División de Infantería de la Wehrmacht,
con más de 40 posiciones de tipo búnker alojando morteros y
sobre todo dotados con la más mortífera ametralladora del
mundo: la MG-42, ¡¡disparando en su día 25 proyectiles por
segundo!! Con más de diez MG-42 posicionadas en diferentes
lugares y ángulos, los alemanes iban a lanzar por segundo
más de 125 proyectiles de 7,62mm sobre la fuerza de asalto
que se aproximaba. Por qué sus posiciones estaban intactas
es algo que hay que preguntar a la fuerza de bombardeo
aliada que estaba destinada a barrer las defensas de la
playa Omaha. Afortunadamente para los alemanes, y muy
desafortunadamente para los infantes americanos, los
cientos de toneladas de bombas que arrojaron la noche
anterior fallaron sus objetivos por docenas de metros,
debido especialmente al pobrísima visibilidad en la zona
debido a una niebla muy espesa y baja, reinante en el lugar
la noche del 5 de Junio.
El objetivo principal de este primer grupo de infantes
norteamericanos: tomar posiciones en la playa, eliminar
todo núcleo de resistencia armanda (especialmente las
MG-42) y asegurar la zona para las siguientes oleadas de
vehículos, soldados y material.
Omaha Beach, 6 de Junio de
1944
Infantes americanos se aferran al fondo
de la barcaza, con sus fusiles envueltos en bolsas de
plástico
protegidos del agua. Un oficial observa atento sin parecer
importarle mucho el peligro que se avecina.
Foto de dominio público en internet, perteneciente a los
Archivos de Guerra
Norteamericanos.
El fuego alemán comenzó tan pronto las primeras barcazas se
divisaron desde la costa. Las explosiones de los morteros y
la terrible marea que empezó a registrarse en la zona,
inundaron alguna barcaza antes de alcanzar la orilla. Hal
cuenta como muchos soldados sacaban con sus cascos el agua
de la barcaza, desesperados por no hundirse, en medio de
los gritos, explosiones, agua salpicándoles el rostro, y el
inolvidable ruido ensordecedor de las MG-42 disparando e
impactando sobre la coraza de las embarcaciones.
Y especialmente desagradable para Hal, fue recordar como
toda la tripulación vomitaba en la barcaza, minutos antes
de abrirse la portilla. Discovery Channel menciona como la
Royal Navy decidió dar a todos los infantes cinco horas
antes un desayuno fuerte a base de salchichas. cereales
calientes, patatas... rematado con raciones de café.
Pensaban que la operación sería rápida y querían que los
infantes aguantaran un día intenso de trabajos físicos
preparando la playa. Hal dice en su entrevista cómo él
decidió comer sólo su ración de chocolate, ya que estaba
demasiado nervioso, como si un sexto sentido anticipara lo
que iba a suceder cinco horas después. Según sus propias
palabras, todos los compañeros en su bote que sufrieron de
mareos y vómitos fueron presa fácil en cuanto la portilla
de la barcaza se abrió.
Hacia las 6.30 las barcazas abren sus puertas, están ya
casi en la orilla, y los infantes deben hacer a pie el
resto hasta la arena. La continuación es un auténtico
infierno de fuego. Más de 200 proyectiles por segundo
cubren casi toda la playa, en muchas barcazas no sobrevive
nadie, ametrallados antes de abrirse completamente la
portilla de su embarcación.
Hal, como tantos otros que se percatan de este hecho,
saltan por los laterales de sus barcazas antes de acercarse
a la orilla, algo totalmente prohibido en sus
entrenamientos. Y muchos, presas del pánico, morirán
ahogados, sujetos aún a todo el pesado equipo que llevan en
su espalda, y que les hace imposible ascender desde la
profundidad de 4 o 5 metros de agua. Otros que logran
soltarse de su equipo, mueren por los impactos de las MG-42
que se dispersan por doquier dentro del agua. Hal aún no
sabe hoy en día, cómo pudo sobervivir.
Otro de los supervivientes del 116 Regimiento de Infantería
fue Bob Sales, de 18 años de edad aquel día, quién hizo lo
mismo de Hal, al ver que todos los soldados de las primeras
barcazas eran ametrallados sin mover un paso hacia
adelante. Saltando por el lateral de la embarcación, y
llevando el equipo de radio más los casi 25-30 kilos de
material de campaña reglamentarios para aquella operación,
Bob se hundió immediatamente hasta el fondo. Su mente era
aún lo suficientemente clara como para permitirle separarse
de todo su equipo, y subir buceando hasta la superficie.
Bob salió ileso de este primer sobresalto, sin saber cómo,
porque a su alrededor la mayoría de sus compañeros que
habían sido afortunados en librarse de su equipo, morían
bajo las balas de las MG-42.
Por su parte Hal recuerda las caras de los soldados que se
hundían con su equipo y eran incapaces de salir a la
superficie, cómo él ascendía mientras otros muchos se
hundían presas del pánico... Luchando en el agua por sus
vidas era definitivamente algo que nadie ese día había
anticipado. ¿Y cómo pudieron sobrevivir algunos?
Simplemente una cuestión de no estar cinco centímetros en
el lado equivocado. Los especialistas en armas de Discovery
Channel demuestran como la resistencia del agua frenaba los
impactos de las MG-42 en un metro de profundidad. Estar o
no nadando hacia la superficie y ser alcanzado de muerte
por un proyectil era una cuestión de suerte. Como siempre
sucede.
Tras varios minutos caóticos de desembarco, casi la
totalidad de los primeros 1.500 soldados americanos había
muerto o estaba hundida en el agua peleando por alcanzar la
arena... Un comienzo desastroso. Y lo peor estaba aún por
llegar...
Hal sigue recordando con horror sus primeros segundos tras
alcanzar finalmente la orilla. El agua era de color rojo
intenso, las balas de las MG-42 seguían sonando sin
descanso, las primeras minas enterradas en la arena
explotaban, llevándose con ellas miembros de los
desafortunados que las rozaban. Hal recuerda trozos de
cuerpo humano sobrevolándole, gritos de horror, y el
inconfundible ruido de las ametralladoras... Y sigue
preguntándose cómo él pudo salir adelante en medio de
semejante infierno...
Cómo él mismo, los pocos que han podido llegar a la orilla
se aferran desesperados detrás de los obstáculos
anti-tanque de la playa. Ante ellos se abre una extensión
de playa con una longitud de tres campos de fútbol, llena
de minas, obstáculos y alambradas, bajo constante fuego de
las MG-42 y los morteros de los búnkeres.
Por supuesto los mandos aliados había previsto otro
escenario. Tras alcanzar la orilla, habían planeado un
desembarco de tanques Sherman anfibios, especialmente
diseñados para el Día D, que debían proteger a los infantes
durante su asalto. ¿Qué pasó? ¿Por qué no fueron
empleados??
La razón está en la metereología de la zona durante el
desembarco. Los tanques habían sido diseñados sobre la base
de un mar tranquilo sin apenas oleaje. Sin embargo, a horas
de comenzar el desembarco, con todas las tropas
preparándose para ir a sus barcazas, la marea empezó a
cambiar... olas de varios metros impidieron que los tanques
Sherman fueran empleados. Bueno, esto en teoría, porque los
mandos ordenaron una misión suicida: sacar a flote todos
sus Shermans anfibios, a pesar de la mar. El resultado fue
como se esperaba: de los 39 tanques Sherman lanzados al
agua, 27 se hundieron. Los conductores, con una posibilidad
de escape mínima, fueron presa fácil del mar, y perecieron.
33 tanquistas perdieron la vida en total, hundíendose con
sus vehículos. Los pocos Shermans que lograron llegar a la
playa, fueron presa fácil en medio del caos, siendo
alcanzados por los obuses alemanes.
Este hecho complicó aún más la vida de los "afortunados"
infantes que habían sobrevivido los primeros 15 minutos del
desembarco: quedaban sólos y sin protección. Durante estos
primeros instantes sobre la arena de Omaha, Hal ve morir a
su mejor amigo, alcanzado por proyectiles mientras se
refugiaba tras obstáculos anti-tanque, igual que estaba
haciendo Hal, pero por alguna razón su hora no había
llegado aún. Hal sobrevivió un impacto directo sobre él
desde una de las MG-42. ¡¡El proyectil se incrustó en la
madera de su fusil, justo delante del compartimento de
balas, salvándole así la vida!!
Los primeros 60 minutos pasan, y la operación es un
desastre total del lado americano. Dos terceras partes de
toda la fuerza de asalto ha caído, muchos antes de alcanzar
la orilla. Los supervivientes se concentran horrorizados,
buscando una opción de moverse hacia adelante entre el caos
y destrucción reinantes por doquier. Tras hora y media Hal
recuerda haber recorrido unos 500 metros, moviéndose de
obstáculo en obstáculo, según iban quedando libres tras
morir el soldado que se refugiaba tras ellos. Aferrado tras
uno de estos obstáculos anti-tanque, Hal recibe el impacto
en la cara de un projectil de mortero, que casi le deja sin
rostro. Horas más tarde se percatará que parte de su cara
ya no existe...
Otro superviviente del 116 Regimiento de Infantería
norteamericano, Bob Slaughter, que recién había cumplido
los 18 y se había alistado voluntario en búsqueda de
"aventuras lejos de casa" había visto en una hora como toda
su compañía moría. Él seguía con vida, luchando por avanzar
entre el mar de proyectiles de las ametralladoras y
morteros. Recuerda cómo el caos era especialmente intenso,
porque nadie daba órdenes, era como si todos los mandos del
116 Regimiento hubieran caído.
Son las 9.30 de la mañana. los supervivientes del 116
Regimiento han conseguido llegar a los primeros acantilados
de arena, pero al mismo tiempo la marea empieza a subir, y
para las 10 de la mañana el agua empieza a cubrir la mayor
parte de la playa Omaha. Hal recuerda como nadie podía
asomar su cabeza un milímetro, sin ser alcanzado de muerte
por las MG-42.
En medio de este infierno los equipos de ingenieros se
esforzaban por limpiar la playa de los obstáculos para la
infantería, como alambradas y minas. El porcentaje de bajas
entre los ingenieros superó el 40%.
El caos reinante, con tan sólo pequeños grupos actuando de
forma individual y sin coordinación alguna que de forma
casi milagrosa ganaban terreno y conseguían algún éxito en
asegurar su posición, lo que realmente faltaba en la
batalla era un líder. Y este llegó en la segunda oleada:
con 51 años el Coronel Norman Cota, sin duda el más
veterano de cuantos soldados americanos estaban aquél día
en Omaha Beach, se disponía a tomar el mando en la playa.
Tan pronto como desembarcó, el Coronel Cota, armado tan
sólo con su pistola en mano, comenzó a poner orden,
agrupando a las tropas desorientadas, sacando de su refugio
a soldados que habían perdido toda noción de lo que
ocurría, y para muchos supervivientes del 116 Regimiento,
la sola visión del Coronel Cota, con su puro y su pistola,
gritándoles a todos, parecía surrealista, en medio de
aquella avalancha de fuego que caía sobre la playa.
De algun manera el Coronel tuvo su efecto, y su objetivo
principal funcionó: sacar a las tropas de la playa,
agruparlas y dirigirlas hacia las posiciones de las MG-42.
Hal Baumgarten recuerda lo que le impresionó ver a un tipo
mayor, con cigarro y pistola en mano, gritando como un
loco, caminando de soldado en soldado sin ser ni siquiera
rozado por una bala de las que estaban matando a casi todos
los infantes a su alrededor. Lo mejor de todo, como dicen
los supervivientes del 116 Regimiento entrevistados, es que
¡nadie sabia quién era este "tipo"!
El Coronel Cota se dirigió a los ingenieros que aún
quedaban con vida, y los mandó hacia una zona particular
que él creía les podía llevar a los búnkeres. Una vez bajo
la salvaguarda de las primeras dunas de arena, dirigió a
los ingenieros con sus largas barras de explosivo hacia las
alambradas, para que abrieran paso a los soldados en busca
del asalto de los búnkeres.
Lo que ocurrió a continuación está en todas las narraciones
sobre Omaha Beach, incluída en Wikipedia. Atrapados en las
dunas, con la alambrada despejada pero bajo la visión de
los soldados muertos que habían intentado neutralizar en
solitario los búnkeres de las MG-42, el Coronel Cota
pronunció una frase que le haría legendario:
"¡soldados, nos están matando en la playa, dejémosles
mejor que nos maten tierra adentro!"
Y con pistola en mano se encaminó hacia la cima, seguido de
todo el grupo superviviente del 116 Regimiento que había
conseguido reunir, junto a otros supervivientes de otras
unidades.
Y es así como este pequeño grupo avanza de búnker en
búnker, tomando cada posición con granadas de mano y a
ritmo de ametralladora (algo que Steven Spielberg mostró en
su película "Salvar al Soldado Ryan" en manos del liderazgo
de Tom Hanks).
Lejos de la playa, los destructores de la armada aliada han
recibido órdenes estrictas de proteger a las embarcaciones
que transportan miles de soldados, equipo y vehículos
pesados, del ataque de submarinos o lanchas rápidas
torpederas, tan temidas por los aliados. Tras horas de
dilemas y polémicas decisiones del Alto Mando, prohibiendo
a la fuerza de destructores intervenir en la batalla, la
impecable insistencia de algunos comandantes de los
destructores de apoyo recibe sus frutos, siendo al fin
autorizados por el Mando a acercarse a la playa y dar fuego
de cobertura. Ya ha pasado el mediodía, seis horas de
infierno para las tropas que desembarcan en Omaha, y por
fin uno de los destructores es autorizado a dar apoyo. Es
el destructor "USS Frankford", quien se aproxima a unos 900
metros de la orilla, casi rozando el fondo marino con su
casco. Hals Baumgarten comenta como de aliviado se
sintieron todas las tropas supervivientes del infierno de
Omaha, al oír el ruido de su propia artillería naval batir
las defensas alemanas. En total 10 destructores se
acercaron a dar cobertura. El efecto fue decisivo y
contribuyó a la victoria final aliada, tras horas de caos y
derrota. En la playa más de 3.000 muertos y unos 2.000
heridos norteamericanos dejarán este día para la historia
como el más sangriento de los desembarcos aliados del
Día-D.
D-Day, 6 de Junio de 1944: esta
impresionante foto muestra un grupo de
infantes norteamericanos desembarcando en Omaha Beach poco
antes de caer bajo el fuego de las MG-42.
Foto de dominio público perteneciente a
los Archivos de Guerra
Estadounidenses.
Omaha Beach días después del desembarco
del 6 de Junio de 1944: cantidades enormes de material y
tropas están
siendo desembarcadas sin descanso por los aliados. De aquí
serán enviadas directamente
a combatir en primera línea a un frente aún muy cercano a
la costa.
Foto de dominio público perteneciente a
los Archivos de Guerra
Estadounidenses.
6 de Junio de 1944: supervivientes de la
primera oleada de asalto, pertenecientes al 116
Regimiento de Infantería,
de la Primera División de los EE.UU., esperan bajo el
refugio de los Chalk CLiffs su evacuación al hospital
militar.
Sus rostros reflejan perfectamente lo sucedido. Para la
gran mayoría era su primera experiencia en combate.
Foto de dominio público perteneciente a los Archivos de
Guerra Estadounidenses.
Muy cerca del monumento "Les Braves", más hacia el interior
siguiendo la misma carretera comarcal, se encuentra un
cementerio famosísimo y legendario que ha sido filmado en
multitud de ocasiones (entre ellas, en "Salvar al Soldado
Ryan"). Lamentablemente estaba oscureciendo y teníamos una
cita en París, con mis cuñados... Así que pusimos punto
final a nuestra visita a la zona de desembarco. Una zona la
de Normandía con una belleza incomparable, de sus pueblos,
paisajes, playas... que espero ojalá pueda volver a visitar
con mucho más tiempo algún día.
Texto y fotos en color copyright ©
2013
de Raúl Corral